12 enero 2016

Barracuda, restaurante a pie de playa en Castelldefels







Vivir en Barcelona es un privilegio y un lujo, un lujo al alcance de muchos. Solo tenéis que ver estas imágenes. Una terraza con olor a mar y tacto de arena, una puesta de sol con infinidad de tonalidades, una copa de Cava, rumor de oleaje, muchos silencios en invierno, ajetreo playero en verano, olores que se recuerdan con los ojos cerrados... Todo esto lo tenemos a dos pasos de Barcelona, y tiene un nombre: Barracuda, el restaurante a pie de playa de Castelldefels.

Desde que era una niña, siempre he ido a la playa de Castelldefels con mi familia materna. Sus playas están a tan solo quince minutos de Barcelona y tiene varios restaurantes con un pie en la arena. Recuerdo con especial cariño el restaurante Patricio, que por una de estas leyes incomprensibles fue derribado y con él se fueron las imágenes de mi abuelo fumando su Habanos y comiéndose un helado Comtessa mientras mi hermano y yo hacíamos las clásicas mezclas de café con ceniza, aceite de oliva y tropezones varios que encontrábamos por la mesa y mi abuelo, muy digno él, se bebía y de verdad ante nuestros ojos atónitos.


Desde entonces no había vuelto a encontrar un restaurante en Castelldefels que me gustase, hasta que di con el Barracuda. Tuve la suerte de ir un día de invierno, de este invierno que estamos teniendo que no es ni invierno ni es nada pero que te permite disfrutar de días mágicos como éste y entonces por un momento te olvidas del cambio clímatico para sustiturilo por un clímax en una terraza, al viento de Castefa; y como diría Depedro "...basta tu aliento, para que me sienta como el viento. Como el viento, como el viento... mece mi cuerpo..."




La carta de Barracuda tiene todo lo que puedes esperar de un chiringuito de playa pero con ese toque que le da Tribu Woki a todo lo que hace, siempre basado en la cocina de proximidad y la alimentación sana y equilibrada. Bajo el asesoramiento del Chef Xavier Pellicer (de quien ya os hablé en mi artículo sobre su nuevo restaurante Celerí), han sabido evolucionar el concepto chiringo transmutándolo y adaptándolo en restaurante playero actual.

Entre los platos destacan las paellas y arroces con frutos de mar, uno de verduras ecológicas, arroz a banda con navajas ¡exquisito!, arroz negro con sepia y almejas, paella marinera, fideos "rossejats"...
Tienen importante peso las tapas, las de toda la vida, sin mandangas, así como vinieron al mundo, las bravas tienen fama de ser las mejores de la zona y las alitas de pollo rebozado también son de esos platos que vuelan en Barracuda. El pescado salvaje del día siempre será una opción y alternativa frente a los arroces, traido directamente de la lonja. La carne es 100% ecológica y hay opción para niños con patatas y menos cantidad de carne. Las ensaladas me gustaron especialmente, sobre todo la ecológica de burrata y la de verdes ecológicos, tomates y aceitunas.

Así que una vez más, Tribu Woki se posiciona como lo que es, un concepto de restauración en el que priorizan el uso de productos de proximidad y ecológicos, siempre respetando los ingredientes y los sabores y texturas que encontramos en aquellos que son de primerísima calidad.

Os dejo con unas imágenes de la comida y el restaurante y ese fantástico atardecer y ese momento que solo puede ser un regalo de los dioses. Y para terminar, me despido con un poema de Jelen Jones, sacado de su blog con el que me he topado esta mañana en instagram:
A veces te desayuno ácido,
otras dulce,
depende del intenso naranja del atardecer del día anterior.
Vamos a exprimirnos y a sacarle todo el jugo a nuestros besos.
Tengo ganas de saber de qué lado caen nuestras tostadas.
Besayunar será historia al lado de nuestras formas a la mesa.
Sobre ella, bajo ella, o sin ella.
Zumo de naranja sin colar,
con errores convertidos en aciertos,
con todo hasta colmar el vaso.
Pero yo lo que quiero es ser el beso que colma tu boca, que no quepan más que los míos.
Y nos desayunaremos las buenas intenciones, que las malas rebosen por las comisuras.
Los sentimientos a flor de piel,
dan para ramo y podremos ponerlo junto al epitafio de los miedos.
Así que cuando el miedo nos despierte, ayunaremos.










2 comentarios:

Laura Salazar dijo...

Que delicia entre los platillos que muestras en este tour gastronomico, muy bueno para comer y ver las playas con el atardecer es algo muy bueno

HOSYMOBILIARIO dijo...

¡Un restaurante espectacular! Muchas veces los restaurantes ganan mucha visibilidad solo con la decoración. Cuando vas a comer fuera muchas veces pesa más la experiencia en sí que la propia comida, por eso, un restaurante decorado con los muebles adecuados siempre va a ser más apetecible.

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