Cuando en la puerta del cole conté que estaba horneando un bizcocho con calabacín, manzana y trozos de chocolate, hubo más de un padre y una madre que me miraron como si acabara de confesar que desayuno sopa fría en enero.
Cuando en la puerta del cole conté que estaba horneando un bizcocho con calabacín, manzana y trozos de chocolate, hubo más de un padre y una madre que me miraron como si acabara de confesar que desayuno sopa fría en enero.
Si alguna vez has tenido que dejar el gluten —por celiaquía, intolerancia o decisión propia— sabrás que hay dos cosas especialmente difíciles de sustituir: el pan… y la pasta.
Tengo debilidad por las recetas versátiles, no puedo evitarlo. Porque no siempre tenemos la nevera o la despensa llenas, no siempre tenemos tiempo para cocinar recetas con muchos pasos o que requieran mucha dedicación y tampoco siempre tenemos ganas de estar en la cocina, de pie, preparando algo. Y cuando eso pasa, es un gustazo tener a mano una receta sencilla, rápida y que se adapta a los ingredientes que ya tienes en casa.
Ahora que estamos encadenando varios días de lluvia y el ambiente se ha vuelto más fresco… ¿inauguramos oficialmente la temporada de sopas y cremas calientes?